¡Jehová mismo ha llegado a ser rey! Esté gozosa la tierra. Regocíjense las muchas islas (Salmo 97:1)
miércoles, 27 de mayo de 2015
jueves, 7 de mayo de 2015
Polémica respecto al bautismo
Colorado Springs (E.U.A.), se convirtió en uno de los principales
centros de evangelización de la cristiandad, fue hace una décadas el escenario
de una polémica sobre determinados métodos de conversión infantil. El diario The
Denver Post informaba que la Iglesia Bautista de Cornerstone utilizaba un
flota de dieciséis autobuses para recorrer la zona buscando niños, a los que
atraían con promesas de darles dulces y gaseosas y llevarlos a un parque de
atracciones. Muchos padres dejaron a sus hijos ir al parque, pero se
disgustaron cuando estos les contaron al regresar a casa que los habían
bautizado. Por lo común, estos “evangelistas” obtienen una autorización escrita
de los padres antes de bautizar a los niños, pero a veces pasaron por alto esa
norma. Según el Post, el ministro de la iglesia dijo de tal autorización
escrita: “Nos hace perder mucho tiempo”.
Predicaban por paga
Sacerdotes de la Iglesia Luterana de Suecia
se quejaron de su paga porque, según informes, su salario era “bajo en
comparación con el de otras profesiones que requieren menos estudio o
adiestramiento”. Sin embargo, según el servicio de noticias del Concilio
Mundial de Iglesias, se esperan mejoras. Después de “una campaña larga y, en
parte, amarga”, los sacerdotes obtuvieron una semana de 40 horas de
trabajo. Pero ¿qué sucede si los suecos necesitan ayuda sacerdotal después de
las horas laborales? El acuerdo laboral también garantizaba pago de horas
extraordinarias por cada hora adicional de atención pastoral. Se esperaba que
este salario por tiempo extraordinario aumenteara en de 10 a 12% el
ingreso anual de los sacerdotes.
En contraste con esta preocupación de los
sacerdotes suecos por mejor salario por sus servicios, cuando Jesús envió a sus
discípulos a predicar les dijo: “Recibieron gratis; den gratis. No consigan
oro, ni plata, ni cobre para las bolsas de sus cintos”. (Mateo 10:8, 9.)
¿Qué quiso decir Jesús? Las buenas nuevas del Reino no habían de ser
comercializadas, ni habían de usarse para provecho personal egoísta. Los
discípulos se adhirieron a la guía de Jesús y cumplieron su ministerio. ¿Por
qué? Porque Dios los sostuvo en el ministerio.
¿Promoción de pornografía por las iglesias?
La Junta Metodista de Discipulado emitió una
resolución en la que se declaraba que 10 películas destinadas a dar consejo
sobre asuntos sexuales podían continuar usándose para auditorios limitados.
Pero un miembro disidente de la Junta hizo el siguiente comentario: “Ni las
películas, ni los foros [para dar consejo sobre el sexo], tenían base bíblica.
Las películas muestran a hombres y mujeres en el acto de masturbarse, y también
muestran la homosexualidad masculina y femenina. Cada una de estas películas era
completamente explícita... iba desde el punto de desvestirse hasta el del
orgasmo.” Ted McIlvenna, ministro metodista de San Francisco que hizo la
mayoría de las películas, las defendió, haciendo notar que “las filmaron y
produjeron ministros metodistas.” Se dice que durante siete años
aproximadamente 73.000 personas habían visto estas películas explícitas.
¿Por qué callaron las iglesias?
EL 8 de diciembre de 1993, el profesor
Franklin Littell, de la Universidad de Baylor, habló en el Museo del Holocausto
de Estados Unidos sobre una “verdad concreta” que turba el ánimo. ¿Cuál era?
Dicha verdad, dijo Littell, es que
“seis millones de judíos fueron perseguidos y asesinados sistemáticamente
en pleno corazón de la cristiandad por católicos, protestantes y ortodoxos
bautizados, que nunca fueron amonestados ni mucho menos excomulgados”. Sin
embargo, hubo una voz que no cesó de denunciar el entrometimiento del
clero en el gobierno de Hitler. Esa voz, como hemos visto, fue la de los
testigos de Jehová.
Hitler y otros tantos cabecillas de su
régimen eran miembros bautizados de la Iglesia Católica. ¿Por qué no se
les excomulgó? ¿Por qué se abstuvo la Iglesia Católica de condenar los horrores
perpetrados por estos hombres? ¿Por qué callaron también las iglesias
protestantes?
¿Guardaron realmente silencio las iglesias?
¿Hay pruebas de su cooperación con el esfuerzo bélico de Hitler?
El papel de la
Iglesia Católica
El historiador católico
E. I. Watkin escribió: “Aunque sea doloroso admitirlo,
no podemos negar ni pasar por alto, en pro de un supuesto bien espiritual
o de una falsa lealtad, el hecho histórico de que los obispos han apoyado
siempre todas las guerras libradas por los gobiernos de sus respectivos
países. [...] En lo que respecta al nacionalismo beligerante, han actuado
como los portavoces del César”.
Cuando Watkin mencionó que los obispos de la
Iglesia Católica ‘habían apoyado siempre todas las guerras libradas por los
gobiernos de sus países’, incluyó las guerras de agresión de Hitler. Como
admitió Friedrich Heer, profesor católico de Historia de la Universidad de
Viena (Austria): “En la cruda realidad de la historia alemana, la cruz y la
esvástica se fueron acercando cada vez más, hasta que la esvástica proclamó el
mensaje de la victoria desde las torres de las catedrales alemanas, las
banderas con la esvástica aparecieron en los altares, y los teólogos, pastores,
clérigos y políticos católicos y protestantes aclamaron la alianza con Hitler”.
Tal fue el apoyo incondicional prestado por
los jerarcas de la Iglesia a las guerras hitlerianas, que el profesor católico
Gordon Zahn comentó: “Cualquier católico alemán que acudía a sus superiores
religiosos en busca de guía espiritual y dirección respecto a prestar servicio
en las guerras de Hitler, recibía prácticamente las mismas respuestas que
hubiera recibido del propio dirigente nazi”.
El hecho de que los católicos siguieron
obedientemente la dirección de sus líderes eclesiásticos fue documentado por el
profesor Heer, quien dijo: “De los cerca de treinta y dos millones de católicos
alemanes —quince millones y medio de los cuales eran varones— solo siete
[individuos] rehusaron abiertamente prestar servicio militar; seis de estos
eran austriacos”. Pruebas más recientes indican que unos cuantos católicos más,
y también algunos protestantes, opusieron resistencia al Estado nazi a causa de
sus convicciones religiosas. Algunos incluso pagaron con su vida, en tanto que
sus jefes espirituales se vendieron al Tercer Reich.
Quién más calló, y
quién no
Como se ve, el profesor Heer incluyó a los
líderes protestantes entre los que “aclamaron la alianza con Hitler”. ¿Es
cierta su afirmación?
Muchos protestantes se han recriminado
amargamente el silencio que guardaron durante las guerras de agresión de
Hitler. Por ejemplo, en octubre de 1945 tuvo lugar una reunión de once
destacados clérigos para redactar la llamada Confesión de Culpa de Stuttgart,
en la que manifestaron: “Nos acusamos de no haber sido más valientes al
declarar nuestras convicciones, más leales al decir nuestras oraciones, más
gozosos al expresar nuestra fe y más ardientes al demostrar nuestro amor”.
La historia del cristianismo, de Paul Johnson,
refiere: “De un total de 17.000 pastores evangélicos, nunca hubo más de
cincuenta que cumpliesen penas prolongadas [por no apoyar al régimen
nazi]”. Contrastando a aquellos pastores con los testigos de Jehová, Johnson
escribió: “Los más valerosos fueron los Testigos de Jehová, que afirmaron su
oposición doctrinaria directa desde el principio y sufrieron las consecuencias.
Se negaron a cooperar con el Estado nazi”.
En 1939, año en que estalló la II Guerra
Mundial, Consolation citó las siguientes palabras del ministro
protestante T. Bruppacher: “Aunque los hombres que se dicen cristianos han
fallado en las pruebas decisivas, estos desconocidos testigos de Jehová, como mártires
cristianos, mantienen una resistencia inquebrantable frente a la coacción de su
conciencia y la idolatría pagana. Algún día, el historiador futuro deberá
reconocer que no fueron las grandes iglesias, sino estas personas
calumniadas y escarnecidas, las primeras en hacer frente a la ira del demonio
nazi [...]. Se niegan a adorar a Hitler y la esvástica”.
En parecidos términos se expresó más tarde
Martin Niemoeller, pastor protestante que estuvo en un campo de concentración:
‘Puede decirse sinceramente que en todas las épocas las iglesias cristianas
siempre han consentido en bendecir las guerras, las tropas y las armas, y han
orado de una forma muy poco cristiana por la aniquilación de sus enemigos’. Y
admitió: “Todo esto es culpa nuestra y de nuestros padres; obviamente
no es culpa de Dios”.
A lo anterior agregó: “Y pensar que los
cristianos de hoy nos avergonzamos de la llamada secta de los estudiantes
serios de la Biblia [testigos de Jehová], centenares, e incluso millares, de
los cuales han sido enviados a los campos de concentración y han muerto por
negarse a prestar servicio en la guerra y a disparar a seres humanos”.
Susannah Heschel, profesora de Estudios
Judaicos, descubrió varios documentos que demuestran que el clero luterano
deseaba, sí, ansiaba, apoyar a Hitler. Según ella, los líderes clericales
rogaron que se les concediera el privilegio de desplegar la esvástica en sus
iglesias. La abrumadora mayoría de los eclesiásticos no fueron
colaboradores obligados, como lo revelan las pruebas, sino apoyadores
fervorosos de Hitler y sus ideales arios.
Durante las conferencias de la profesora
Heschel, los concurrentes suelen preguntarle: “¿Qué más pudimos haber hecho?”.
“Pudieron haber imitado a los testigos de
Jehová”, replica ella.
Por qué callaron
La razón por la que las iglesias callaron es
evidente. Se debió a que la clerecía y sus rebaños habían abandonado las
enseñanzas de la Biblia en favor de la cooperación con el estado político.
En 1933, la Iglesia Católica firmó un concordato con los nazis. El
cardenal Faulhaber escribió a Hitler: “Este apretón de manos con el
Papado [...] es un hecho de valor incalculable. [...] ¡Quiera Dios
conservar al canciller al frente de nuestro pueblo!”.
En efecto, la Iglesia Católica, al igual que
otras confesiones, pasaron a ser agentes del perverso gobierno de Hitler. A
pesar de las palabras de Jesús de que sus seguidores “no son parte del
mundo”, las iglesias y su grey fueron parte integrante del mundo de Hitler.
(Juan 17:16.) En consecuencia, no denunciaron los horrores que los nazis
cometieron contra la humanidad en los campos de exterminio.
Cierto es que algunos católicos, protestantes
y miembros de otras religiones se opusieron con valentía al Estado nazi. Pero
mientras algunos lo pagaban con su vida, sus cabezas espirituales, que alegaban
servir a Dios, servían de marionetas del Tercer Reich.
Mas hubo una voz que no dejó de oírse.
Si bien los medios de comunicación en conjunto pasaron por alto el protagonismo
de las iglesias en el drama nazi, los testigos de Jehová se sintieron obligados
a denunciar la traición y la hipocresía del clero, dando detalles de su
complicidad entre bastidores. Durante los años treinta y cuarenta, las páginas
de la revista precursora de ¡Despertad! y otras publicaciones hicieron
fuertes acusaciones contra las organizaciones religiosas que se convirtieron en
instrumentos del nazismo.
Se reconoce a los
auténticos seguidores de Cristo
Los testigos de Jehová son del todo
diferentes de las religiones del mundo. No siendo parte de este, se abstienen
de intervenir en las guerras de las naciones. En obediencia a las instrucciones
de Dios, ‘han batido sus espadas en rejas de arado’. (Isaías 2:4.) Y en
obediencia a los mandatos de Cristo, se aman unos a otros. (Juan 13:35.) Esto
significa que nunca van a la guerra ni se atacan entre sí.
Cuando se trata de identificar a los
auténticos adoradores de Dios, la Biblia dice claramente: “Los hijos de Dios
y los hijos del Diablo se hacen evidentes por este hecho: Todo el que
no se ocupa en la justicia no se origina de Dios, tampoco el que
no ama a su hermano. Porque este es el mensaje que ustedes han oído desde
el principio, que debemos tener amor unos para con otros; no como
Caín, que se originó del inicuo y degolló a su hermano”. (1 Juan
3:10-12.)
En efecto, la historia da testimonio de que
los testigos de Jehová siempre han mostrado amor al prójimo, incluso ante
intensa presión. Cuando Hitler declaró la guerra por toda Europa, los Testigos
se mantuvieron firmes ante los brutales esfuerzos nazis por hacer que
participaran en la orgía de sangre. La profesora Christine King resumió muy
bien el asunto: “Los testigos de Jehová sí dejaron oír su voz. La dejaron oír
desde el principio, al unísono. Y hablaron con tal valentía, que nos han dado
una lección”.
Hasta que este mundo goce de seguridad bajo
el mando amoroso del gobierno de Jehová, libre de guerras y maldad, los
testigos de Jehová dejarán oír su voz. Mientras sea la voluntad del Señor
Soberano Jehová, esta revista continuará denunciando las perversidades del
mundo satánico y proclamando la única esperanza verdadera para la humanidad, el
Reino de Dios. (Mateo 6:9, 10.)
¿Quiénes serán evangelizadores?
En una
reunión del Consejo Mundial de Iglesias celebrada hace sesenta años, se instó a
los miembros a “llenarse de un espíritu evangelizante” y a enseñar a sus
rebaños a “ir a evangelizar”. Un lustro después, el eclesiástico católico John
A. O’Brien escribió sobre la necesidad de captar nuevos discípulos “yendo
adonde ellos”, y no simplemente “quedándose sentados en casa”. Y en
enero de 1994, el papa Juan Pablo II dijo que “no [era] momento
para avergonzarse del Evangelio, sino para pregonarlo desde las azoteas”.
Al parecer, estos llamamientos ocasionales
pidiendo evangelizadores han caído en oídos sordos. Un artículo del periódico
australiano Illawarra Mercury dijo: “Los católicos prominentes de la
costa sur no desean dar a su fe un enfoque como el de los testigos de
Jehová”. Un hombre afirmó que la evangelización sencillamente “no forma
parte de la mentalidad católica”. Otro argumentó: “Está bien que la Iglesia se
promocione a sí misma, pero no tocando a las puertas. Tal vez fuera mejor
hacerlo a través de las escuelas o por carta”. Incluso el deán de una catedral
no estaba muy seguro de cómo interpretar los comentarios del Papa. “Animaremos
a la gente a vivir el Evangelio que conoce —dijo—. Que esto signifique hacer
visitas a domicilio es otra cosa.” El titular del artículo resumió muy bien la
situación: “Los católicos no quieren obedecer el llamamiento del Papa para
que se predique”.
Pese al fracaso de la cristiandad en lo que
respecta a evangelizar, más de cinco millones de testigos de Jehová obedecen el
mandato de Jesús de ‘ir y hacer discípulos de gente de todas las naciones’.
(Mateo 28:19, 20; compárese con Hechos 5:42.) Actualmente predican de casa
en casa en más de doscientos treinta países. Llevan un mensaje positivo, que
realza las magníficas promesas de la Biblia para el futuro. ¿Por qué
no habla con ellos la próxima vez que lo visiten?
¿Qué les sucederá a las iglesias?... cómo le afecta
Para entender lo que les sucederá a las
iglesias, usted primero tiene que comprender por qué se encuentran en tal
confusión hoy. La razón básica que da la Biblia es ésta: “¡Miren! ellos han
rechazado la mismísima palabra de Jehová, y ¿qué sabiduría tienen?”—Jer. 8:9.
¿Confiaría usted en los garabatos de un nene
como un mapa de carreteras para efectuar un viaje peligroso en vez de un mapa
preparado por las autoridades de caminos? Usted sabe que se perdería si hiciera
eso. Las iglesias han hecho esto con la Biblia. Han abandonado la guía del
Creador infalible del hombre y se han dirigido a las ideas de hombres
imperfectos, pecaminosos. De modo que ahora las iglesias están perdidas.
Dios inspiró la Biblia como guía para el
hombre. Esta nos dice la verdad acerca del Creador, quién es y cuáles son sus
propósitos para con el hombre y la Tierra. Se nos asegura: “Toda Escritura es
inspirada de Dios y provechosa para enseñar, para censurar, para rectificar las
cosas, para disciplinar en justicia, para que el hombre de Dios sea enteramente
competente, completamente equipado para toda buena obra.”—2 Tim.
3:16, 17.
El apóstol Pablo apreció la Palabra de Dios,
y dijo: “Cuando ustedes recibieron la palabra de Dios, que oyeron de parte de
nosotros, la aceptaron, no como palabra de hombres, sino, como lo que
verdaderamente es, como palabra de Dios, la cual también está obrando en
ustedes los creyentes.” (1 Tes. 2:13) Para salvaguardar a compañeros
creyentes, Pablo advirtió: “‘No ir más allá de las cosas que están
escritas,’ a fin de que no se hinchen individualmente a favor del uno
contra el otro.”—1 Cor. 4:6.
Abandonando la
Palabra de Dios
El clero de las iglesias de la cristiandad
por lo general no tiene esa actitud para con la Biblia hoy día. Aumenta el
número de clérigos que no la aceptan como la Palabra de Dios. Note solo
unos cuantos de muchos de esos informes acerca de su verdadera actitud:
El
clérigo metodista Robert Anders, de los Estados Unidos: “La Biblia es la mayor
colección de mitología en la historia de la civilización occidental.”—Revista Time.
“La
principal Iglesia Presbiteriana de los Estados Unidos ha rechazado la doctrina
tradicional de que la Biblia es infalible.”—Daily Telegraph, Sydney,
Australia.
El
deán Rosco Brong, del Colegio Bautista de Lexington, Kentucky: “Las iglesias
bautistas están siendo invadidas y su testimonio destruido por un diluvio de
infieles que se disfrazan de ministros que son vertidos de los colegios y
seminarios modernistas... predicadores infieles que niegan la Biblia, que se
sirven a sí mismos en vez de servir a Cristo.”—Ashland Avenue Baptist,
Lexington, Kentucky.
Eso representa la tendencia general de hoy
entre los clérigos. Aun el Reader’s Digest reconoció esto, al decir:
“Hoy muchos de los líderes principales de la iglesia —especialmente en las que
se llaman las sectas de la ‘corriente principal’— les están fallando
penosamente a sus miembros de dos maneras: 1) sucumbiendo a una tendencia furtiva
a rebajar el valor de la Biblia como la Palabra infalible de Dios y 2) por
los esfuerzos por cambiar el empuje principal de la iglesia de lo espiritual a
lo seglar.”
Matando la creencia
en Dios
Al matar la Biblia a los ojos de la gente, el
clero ha ayudado a matar la creencia en Dios. Muchas personas razonan que si la
Biblia no es la guía de Dios para el hombre, y las iglesias se hallan en
tan grande confusión, entonces quizás Dios no exista. Aun el teólogo
católico holandés Edward Schillebeeckx reconoció, según informó el semanario
alemán Stern, lo siguiente: “Dios ha sido borrado por el cuadro que las
iglesias han pintado de él por muy, muy largo tiempo.”
Dios también ha sido “borrado” de la mente de
muchos de los que se suponía que enseñaran a la gente acerca de él... el clero.
En una encuesta de clérigos efectuada por la revista McCall’s, se reveló
lo siguiente: “Una cantidad considerable rechazaba del todo la idea de un Dios
personal.”
Aunque el matar así la Biblia y la creencia
en Dios por el clero ha cobrado velocidad en años recientes, realmente
no es nuevo. El Colonist de Victoria, Colombia Británica, declaró:
“Las llamadas ideas modernas acerca de la Biblia se han enseñado a todo
estudiante de teología anglicano y de la Iglesia Unida desde 1920.” Esto
aplica a estudiantes de prácticamente todo seminario del mundo. En
consecuencia, el comentarista Louis Cassels, en un despacho de Prensa Unida
Internacional, dijo:
“La
gente acude a la iglesia, y especialmente a sus ministros ordenados, para que
éstos les ayuden a encontrar su camino hacia una fe en Dios que sea viva,
renovadora y transformadora. Pero, ¿cómo puede un pastor dirigir a ninguna otra
persona a esa fe si él mismo no la tiene, como lo confiesa privadamente
que no la tiene una cantidad considerable de ministros jóvenes (y algunos
no tan jóvenes)?”
Cassels
también dijo: “Mientras más famoso sea el seminario, más corrosivo puede ser el
ambiente de escepticismo que prevalezca en su facultad y cuerpo estudiantil.”
¿Qué hay de su
clérigo?
¿Le ha enseñado su clérigo la Palabra de
Dios? ¿Ha aprendido usted de él las respuestas de la Biblia a preguntas vitales
como éstas: ¿Por qué muere el hombre? ¿Dónde están los muertos? ¿Por qué ha
permitido Dios por tanto tiempo la iniquidad? ¿Cuál es el remedio de Dios para
las dificultades de este mundo? ¿Qué encierra el futuro para usted?
Es verdad que su clérigo quizás diga que
respeta la Biblia. Hasta quizás cite de ella. Pero, ¿la acepta toda como la
Palabra inspirada de Dios? ¿Realmente le ha enseñado a usted de ella? Usted
puede averiguarlo rápidamente aplicando esta prueba sencilla: ¿Puede usted
dirigirse a la Biblia y mostrarle a otra persona las respuestas a las preguntas
del párrafo anterior?
Además, ¿tolera su religión a clérigos que
no aceptan la Biblia como la Palabra de Dios? ¿Defiende su propio clérigo
la Biblia contra estos enemigos de la Palabra de Dios que aumentan en todas las
iglesias de la cristiandad? La Biblia advierte: “Un poco de levadura hace
fermentar toda la masa.” (Gál. 5:9) Una manzana podrida, si no se quita,
echa a perder todas las demás de la caja. Pero los sistemas eclesiásticos
no han quitado de sus filas a los clérigos que rebajan el valor de la
Biblia; más bien, a éstos se les sigue aceptando. Es por eso que las iglesias están
tan cabalmente infectadas de enseñanzas impías.
Pagando el precio
La Biblia también advierte: “Cualquier cosa
que el hombre esté sembrando, esto también segará.” (Gál. 6:7) El clero ha
sembrado falta de respeto a la Biblia y a su Autor, Jehová Dios. Su cosecha
no puede ser buena.
El clero ya está segando algo de esa cosecha:
gran confusión en las iglesias; miembros de las iglesias que salen por decenas
de miles; disminución veloz en la matrícula de seminarios y órdenes religiosas;
sacerdotes, ministros y monjas que renuncian en cantidades que establecen
marcas.
Puesto que el clero dice que ya no debe
confiarse en la Biblia y hasta pone en tela de juicio la creencia en la
existencia de Dios, ahora lógicamente muchas personas se preguntan para qué
necesitan al clero. En consecuencia, ¡el clero ha sembrado las semillas de su
propia destrucción! Como dijo el Evening Post de Lancashire, Inglaterra,
del 12 de noviembre de 1969:
“La
autoridad perdida del púlpito así como el menos respeto a las declaraciones que
hacían los ministros eclesiásticos se debían principalmente al menos respeto a
la Biblia, alegó el Rdo. Frank Ockenden, ministro superintendente del Circuito
Metodista de Garstang.
“En
su boletín informativo mensual, dice: ‘Habiéndoseles dicho por tantos cuyo
puesto exige que enseñen que la Biblia es la palabra de Dios que no lo es,
se ha destruido una autoridad para la cual no hay
sustituto.’ . . .
“El
resultado ha sido una pérdida desastrosa de confianza en la religión cristiana
y un abandono de las normas cristianas de comportamiento moral.”
El futuro
Sin embargo, no crea que el futuro de
las iglesias solo será una disminución continua de miembros y clérigos. Es
cierto que es probable que eso continúe cobrando velocidad en los siguientes
pocos años. Pero algo mucho más serio que eso les espera.
Jesucristo dijo: “Un árbol bueno
no puede dar fruto inservible, tampoco puede un árbol podrido producir
fruto excelente. Todo árbol que no produce fruto excelente llega a ser
cortado y echado al fuego.”—Mat. 7:17-19.
¿Qué clase de “fruto” está produciendo el
clero? Puesto que están apartando de Dios y de su Palabra a la gente, la
respuesta verídica debe ser que están produciendo “fruto inservible.” ¿Qué
clase de “árbol” dijo Jesús que produce esa clase de fruto? Un “árbol podrido.”
¿Qué le pasará a esa clase de “árbol”? “Llega a ser cortado y echado al fuego.”
No se equivoque. El clero de la cristiandad
NO está sirviendo a Dios en la actualidad. NO constituyen sus
representantes. A ellos Jehová dice en realidad: “Yo mismo no los envié
ni les di orden. Así es que de ninguna manera aprovecharán a este pueblo.”
(Jer. 23:32) Pregúntese: Si Dios estuviera con las iglesias, ¿estarían en tal
confusión hoy? El Organizador del fantástico universo de miles de millones de
estrellas y planetas... ¿no podría organizar las iglesias si fueran suyas?
Su mismísima condición es prueba de que Dios no está con ellas, porque
“Dios no es Dios de desorden, sino de paz.”—1 Cor. 14:33.
¿Cuál, entonces, es el juicio de Dios para
las iglesias? Hablando de toda la religión falsa como si fuese una ramera, dice
la Biblia: “En un solo día vendrán sus plagas, muerte y lamento y hambre, y
será quemada por completo con fuego, porque fuerte es Jehová Dios que la
juzgó.” (Rev. 18:8) Fuerzas destructoras “harán que quede devastada y desnuda,
y se comerán sus carnes y la quemarán por completo con fuego.”—Rev. 17:16.
Ese juicio de Dios librará a la Tierra para
siempre de las iglesias y de los clérigos que apartan a la gente de la
adoración correcta de Dios: “Nunca volverá a ser hallada.” (Rev. 18:21)
Entonces, Dios dirigirá su atención al resto de este mundo inicuo, incluso a
los otros que odian a Dios y su Palabra. La Biblia claramente muestra que su
fin también se acerca, pues la destrucción de la religión falsa llega
precisamente antes de que Dios destruya al resto de este inicuo sistema de
cosas.—Rev. 19:17-21.
De modo que el significado verdadero de lo
que sucede en las iglesias es que estamos muy cerca del tiempo en que “el mundo
va pasando y también su deseo, pero el que hace la voluntad de Dios permanece
para siempre.”—1 Juan 2:17.
Por lo tanto, el hacer la voluntad de Dios en
estos días es asunto de vida o muerte para todos nosotros. Por eso es urgente
que usted examine ahora su relación con Dios. Nada de lo que usted haga en los
siguientes pocos años será más importante que eso. Le es necesario averiguar si
su manera de adorar es la que Dios aprueba, porque usted podría estar
relacionado con una religión que Dios ha abandonando a la destrucción.
¿QUIÉNES SON LAS RAMERAS DEL LIBRO REVELACIÓN O APOCALIPSIS 17:5?
En el capítulo 17 de Revelación se simboliza a Babilonia
la Grande con una prostituta y una ciudad que tiene sus hijas, las
organizaciones que surgen de ella, la organización madre, y que, al depender de
ella, sufrirán la misma destrucción.
Reconocemos que Babilonia la Grande es toda la religión
falsa. Es “la madre de las rameras” porque todas las religiones falsas del
mundo individualmente, entre ellas las muchas sectas de la cristiandad, son
como sus hijas, y la imitan al cometer ramería espiritual. Ella es también la
madre de las “cosas repugnantes” porque ha dado existencia a prole tan
repugnante como la idolatría, el espiritismo, la adivinación, la astrología, la
quiromancia, el sacrificio humano, la prostitución en los templos, la
borrachera en honor a dioses falsos, y otras prácticas obscenas.
La ramería espiritual
es peor aún
Sin embargo, desde el punto de vista de Dios
hay una forma de prostitución que es peor... la ramería espiritual, afirmar que
se adora al Dios verdadero cuando en realidad se da adoración y afecto a otros
dioses. La Jerusalén antigua fue más allá en su ramería. Dio regalos a las
naciones que fornicaron espiritualmente con ella, y contaminó así la adoración
verdadera. (Ezequiel 16:34.)
Hasta en este siglo XX la ramería
espiritual es común en el sistema religioso mundano. La cristiandad es la parte
más prominente de ese sistema... un sistema llamado por la Biblia “Babilonia la
Grande, la madre de las rameras y de las cosas repugnantes de la tierra”.
(Revelación 17:5.)
Babilonia la Grande está vestida con “púrpura y
escarlata”, los colores de la realeza, y “adornada con oro y piedra preciosa y
perlas”. ¡Cuán apropiado! Piense en todos los magníficos edificios, las
estatuas y pinturas valiosas, los iconos inestimables y otros objetos
religiosos, así como una increíble cantidad de propiedades y dinero en
efectivo, que las religiones de este mundo han acumulado. Sea en el Vaticano,
en el imperio del evangelismo televisado con su sede en los Estados Unidos, o
en los exóticos lugares sagrados y templos del Oriente, Babilonia la Grande ha
acumulado —y a veces perdido— riquezas fabulosas.
Como
indicación del origen no cristiano de muchas doctrinas, ceremonias y prácticas
de la cristiandad apóstata, el cardenal católico romano John Henry Newman, del
siglo XIX, escribió lo siguiente en su Essay on the Development of Christian
Doctrine (Ensayo sobre el desarrollo de la doctrina cristiana): “El uso de
templos, y estos dedicados a santos particulares, y adornados a veces con ramas
de árboles; el incienso, las lámparas y las velas; los exvotos por recuperarse
de alguna enfermedad; el agua bendita; los asilos; los días y temporadas
festivos; el uso de calendarios; procesiones, bendiciones sobre los campos; la
vestimenta sacerdotal, la tonsura, el anillo de matrimonio, el volverse hacia
el Oriente, las imágenes en fecha posterior, quizás el salmodiar eclesiástico y
el kirieleisón [el canto “Señor, ten piedad”], todos son de origen pagano, y
santificados por su adopción en la Iglesia”.
En
vez de santificar tal idolatría, “Jehová el Todopoderoso” da esta amonestación
a los cristianos: “Sálganse de entre ellos, y sepárense [...] y dejen de tocar
la cosa inmunda”. (2 Corintios 6:14-18.)
Babilonia
la Grande también comete fornicación. Ha sobresalido en hacer cuanto le ha
parecido conveniente para obtener influencia y poder sobre los reyes que
gobiernan en la Tierra. (1 Timoteo 4:1.)
Hoy
día es común ver a clérigos hacer campaña para obtener algún puesto encumbrado
en el gobierno, y en algunos países participan en el gobierno, sí, hasta ocupan
puestos en gabinetes gubernamentales. En 1988 dos conocidos clérigos
protestantes se postularon para la presidencia de los Estados Unidos. Los
líderes de Babilonia la Grande aman la popularidad; muchas veces aparecen en
fotografías de la prensa pública en asociación con políticos prominentes. En
contraste, Jesús evitó mezclarse en la política, y dijo de sus discípulos:
“Ellos no son parte del mundo, así como yo no soy parte del mundo”. (Juan 6:15;
17:16; Mateo 4:8-10; véase también Santiago 4:4.)
El
20 de julio de 1933 el Vaticano desplegó su interés en el poder en ascenso del
nazismo cuando el cardenal Pacelli (quien después llegó a ser el papa Pío XII)
firmó en Roma un concordato entre el Vaticano y la Alemania nazi. Von Papen
firmó el documento como representante de Hitler, y Pacelli confirió allí a Von
Papen la elevada condecoración papal de la Gran Cruz de la Orden de Pío. En su
libro Satan in Top Hat (Satanás en sombrero de copa), Tibor Koeves
escribe sobre esto: “El concordato fue una gran victoria para Hitler. Le dio el
primer apoyo moral que había recibido del mundo, y de la fuente más ensalzada”.
El concordato requería que el Vaticano dejara de apoyar al Partido Central
Católico alemán, y así aprobaba el “estado totalitario” de un solo partido de
Hitler. Además, su artículo 14 declaró: “El nombramiento de arzobispos, obispos
y otros por el estilo se emitirá solo después que el gobernador, instalado por
el Reich, se haya asegurado debidamente de que no existen dudas respecto a
puntos políticos generales”. Para fines de 1933 (proclamado “Año Santo” por el
papa Pío XI), el apoyo del Vaticano se había convertido en un factor importante
en el empuje de Hitler hacia la dominación mundial.
Cómodo
en el Vaticano, el papa Pío XII dejó que la tremenda matanza de judíos y las
crueles persecuciones lanzadas contra los testigos de Jehová y otros siguieran
adelante sin crítica de su parte. Es irónico que el papa Juan Pablo II, al
visitar a Alemania en mayo de 1987, glorificara la postura antinazi de un
sacerdote sincero. ¿Qué hacían los otros miles de miembros del clero alemán
durante el reinado de terror de Hitler? Una carta pastoral emitida por los
obispos católicos alemanes en septiembre de 1939, al principio de la II Guerra
Mundial, nos ilumina sobre este punto. Dice, en parte: “En esta hora decisiva
exhortamos a nuestros soldados católicos a cumplir su deber en obediencia al
Caudillo y estar dispuestos a sacrificar su entera individualidad. Hacemos un
llamado a los Fieles para que se unan en fervientes oraciones para que la
Divina Providencia conduzca esta guerra al éxito bendito”.
Japón
bajo el sintoísmo suministraba un ejemplo notable de esto. El mayor honor para
el soldado japonés adoctrinado era dar la vida por el emperador... el dios
supremo del sintoísmo.
Babilonia
la Grande, la de hoy día, sigue con vida. Como imperio mundial de la religión
falsa, sigue propagando las enseñanzas y el espíritu orgulloso de la Babilonia
original. Es el instrumento principal de Satanás para cegar a los pueblos de la
Tierra respecto a los propósitos del Reino de Jehová. (2 Corintios
4:3, 4.)
En
vez de aclamar el Reino celestial entrante de Cristo, el clero promueve la
Sociedad de Naciones hecha por los hombres, a la cual describió como “la
expresión política del Reino de Dios en la Tierra”.
La
religión de los siglos XX y XXI está muy dispuesta a buscar el favor del
mundo, y eso es especialmente cierto de la cristiandad. Su clero no solo no
proclama las buenas nuevas del Reino entrante de Jehová, sino que también
diluye las enseñanzas morales de la Biblia y aprueba tácitamente la
permisividad mundana entre los miembros de sus iglesias. Ni siquiera los clérigos
mismos son tan inocentes en cuanto a fornicación carnal, algo que tan
rotundamente condenó el apóstol Pablo cuando dijo: “No se extravíen. Ni
fornicadores, ni idólatras, ni adúlteros, ni hombres que se tienen para
propósitos contranaturales, ni hombres que se acuestan con hombres [...]
heredarán el reino de Dios. Y, sin embargo, eso era lo que algunos de ustedes
eran. Pero ustedes han sido lavados”. (1 Corintios 6:9-11.)
‘Se revuelcan en el
fango’
¿“Han
sido lavados” los clérigos de nuestro tiempo? Pues, note, por ejemplo, la
situación que existe en Gran Bretaña, que en un tiempo era un baluarte del
protestantismo. En noviembre de 1987, mientras la primera ministra de Gran
Bretaña pedía al clero que suministrara dirección moral, el rector de una
iglesia anglicana decía: “Los homosexuales tienen tanto derecho a su expresión
sexual como toda otra persona; debemos buscar lo bueno en ello y estimular a la
fidelidad [entre homosexuales]”. Un periódico londinense informó: “Las
prácticas homosexuales se hicieron tan comunes en una universidad teológica
anglicana que fue necesario que el personal de otra universidad prohibiera a
sus estudiantes visitarla”. Un estudio calculó que “puede que más de la mitad de
la cantidad total de clérigos de cierto distrito de Londres tienda hacia la
homosexualidad”. Y en un sínodo eclesiástico el 95% de los clérigos de la
Iglesia Anglicana apoyó una moción que decía que la fornicación y el adulterio
eran pecados, pero que no lo eran los actos genitales de homosexualidad;
se dijo que los actos homosexuales eran simplemente no alcanzar lo ideal. En un
comentario sobre esto, cierto escritor de noticias sugirió que bien pudiera
cambiarse el nombre de la Iglesia Anglicana a Sodoma y Gomorra. Otro periódico
londinense declaró: “Los británicos han quedado horrorizados al contemplar los
resultados de una generación de permisividad”.
¡Qué bien describen la situación del clero
apóstata a través de los años las palabras del apóstol Pedro: “Les ha sucedido
el dicho del proverbio verdadero: ‘El perro ha vuelto a su propio vómito, y la
cerda bañada a revolcarse en el fango’”! (2 Pedro 2:22.)
Por
toda la cristiandad, y en realidad por todo el mundo, hay un desplome aterrador
de los valores morales. Hoy día en algunas sociedades se considera innecesario
el matrimonio, y los que están casados creen que la fidelidad marital está
fuera de moda. Menos personas legalizan su unión marital, y entre los que lo
hacen la proporción de divorcios aumenta vertiginosamente. En los Estados
Unidos los divorcios han aumentado a más del triple durante los pasados
25 años, a más de un millón por año. En Gran Bretaña, durante el período
de 20 años desde 1965, los divorcios se cuadruplicaron, de 41.000
a 175.000. Las personas solteras prefieren cohabitar con personas solteras
de cualquier sexo, y muchas cambian de acompañante constantemente. Se lamentan
por las terribles enfermedades transmitidas por contacto sexual —en especial el
SIDA— que se difunden rápidamente como resultado de su estilo de vida inmoral,
pero persisten en sus degradantes prácticas sexuales. El clero de la
cristiandad no ha disciplinado a los miembros de sus iglesias que cometen tales
actos. Hasta el grado que han hecho la vista gorda a la inmoralidad, tienen que
compartir responsabilidad por esta cosecha lamentable. (Jeremías 5:29-31.)
Se enciende la iglesia eléctrica
El predicador no viste de negro. Más bien,
resplandece en un traje blanco de tres piezas hecho de poliéster. No preside
sobre un altar, sino que anda de acá para allá sobre un escenario de muchos
niveles en su “catedral” hecha para la televisión, bañado por la luz de muchas
lámparas. La plataforma misma parece ser la estrella del espectáculo, pues ha
sido pulida hasta quedar como un espejo, y tiene luces que centellean sobre
cada detalle y numerosos telones que constantemente cambian el escenario.
Es tiempo para la oración, pero no se trata
de una oración común. El predicador se sitúa ante una mesa llena de cartas
procedentes de su “familia de la oración-llave” y dobla la rodilla ante la
mesa, mientras se agarra las manos reverentemente. Su coro reluciente toma su
lugar, en semicírculo detrás del predicador. A medida que el predicador ora, el
coro acompaña la oración de éste con un canturreo; cada cantante “acaricia” el
micrófono con su voz, al estilo de los cantantes de un club nocturno.
Al terminar la oración, la imagen se
desvanece gradualmente y surge un anuncio en cinta de video que patrocina a la
“familia de la oración-llave” del predicador. Este anuncio está hecho de manera
muy profesional. Se ve a una anciana, que obviamente es muy devota y se siente
sola, escribiendo una carta al predicador. Mientras se ve esta escena se oye la
voz de ella, como si se pudiera oír lo que ella piensa, relatando cómo su
soledad y la mayoría de sus otros problemas han desaparecido desde que se unió
a la “familia de la oración-llave.”
Ahora la escena regresa al predicador,
precisamente a tiempo para que oigamos su sermón. No se le ve agitando una
Biblia. El predicador está hablando como lo haría si estuviera en su propia
sala. Vez tras vez recalca el mismo punto. Si usted desea que sus oraciones
sean contestadas, tiene que unirse a su “familia de la oración-llave.” ¿Por qué
la mención de una llave? “La oración es la llave,” dice con intensidad el
predicador, “que abre el banco celestial.”
Este es un ejemplo del fenómeno cautivante de
la religión estadounidense... la Iglesia Eléctrica. Su recién adquirida
refinación de métodos y su popularidad están causando conmociones religiosas y
políticas a través de los Estados Unidos. Las estrellas más relumbrantes de
esta iglesia están obteniendo más dinero que la mayoría de las grandes
confesiones estadounidenses. ¿Quiénes son? ¿De dónde vinieron? ¿A quiénes
representan?
La Iglesia Eléctrica está compuesta de
predicadores que hablan por televisión y que compran su propio espacio o tiempo
en el aire y lo utilizan para obtener contribuciones con las cuales compran más
tiempo, y así sucesivamente. Por supuesto, la mayoría de las estaciones de
televisión vacilan en cuanto a vender tiempo en el aire a un predicador que
solo va a importunar a los televidentes, y por eso los predicadores tienen
maneras rebuscadas de evitar el dar la impresión de que están solicitando
fondos por el aire.
¿Cuáles son algunas de las maneras en que
piden? Animan a los televidentes a escribir pidiendo un broche gratis o una
“llave de la oración,” y de esa manera el nombre del televidente se agrega a la
lista de correos de un ordenador o computadora y entonces comienza el solicitar
agresivo. O quizás ofrezcan un “servicio de consejo” televisado, y luego
escriban a las personas que piden ayuda. El sistema de correo por computadora
ha hecho de la Iglesia Eléctrica un negocio muy lucrativo. ¿Cuán lucrativo? He
aquí unas cifras típicas:
Oral Roberts, anterior sanador por
fe pentecostés, que ahora se ha moderado como metodista, recibe 60.000.000 de
dólares al año.
Jerry Falwell, de Lynchburg,
Virginia, bautista con un fuerte mensaje político, recibe más de 50.000.000 de
dólares al año.
Pat Robertson, quien comenzó el
primer programa popular de entrevistas a invitados religiosos y que ahora tiene
su propia cadena televisora que transmite desde su nueva oficina central de
20.000.000 de dólares. Su Cadena Cristiana de Emisoras recibió 70.000.000 de
dólares el año pasado.
Jim Bakker, que anteriormente era socio de
Robertson, ha comenzado su propio espectáculo de invitados y su cadena
televisora le produce 53.000.000 de dólares al año.
Rex Humbard, con su “Catedral del
Mañana” y su escenario espectacular, recibe unos 25.000.000 de dólares.
Y la lista sigue y sigue. En resumen, las
estrellas máximas de la Iglesia Eléctrica pueden gastar centenares de millones
de dólares en comprar tiempo en el aire todos los años. ¿De dónde obtienen el
dinero?
La mayoría de la gente que enciende la
televisión para ver la Iglesia Eléctrica no es rica. Benjamin L. Armstrong,
quien creó el término “Iglesia Eléctrica,” explica: “Como parte del concepto de
la Iglesia Eléctrica, se condiciona al televidente para que contribuya.” La
mayor parte de esos millones de dólares llega a las manos de los predicadores
eléctricos en cantidades de 25 ó 50 dólares a la vez. Por ejemplo, Jerry
Falwell pudiera recibir 10.000 cartas en un día típico, y más de la mitad de
ellas contienen contribuciones.
Un prisionero de Pontiac, Michigan, quedó
sorprendido cuando recibió una petición escrita por computadora en la que le
pedían 35 dólares. ¿Por qué? Dice él: “La nota hecha por la computadora
explicaba que un amigo mío, que prefería permanecer anónimo, había
. . . pedido que se hiciera por el aire una oración especial a favor
mío . . . La oración se había hecho, pero mi amigo no había dado
respuesta a la ‘tarjeta de donación’ que se le había enviado posteriormente.
¿Sería yo tan amable como para enviarles un cheque?”
A veces se pide dinero de manera más sutil.
Un observador dijo: “El otro día vi un espectáculo de televisión que resumió
mis temores acerca de las transmisiones religiosas pagadas. Durante el
programa, el predicador hizo que en la pantalla de televisión aparecieran dos
números telefónicos. Los televidentes podían llamar gratuitamente a un número
para dar contribuciones, pero había que pagar por la llamada al otro número,
que era para las personas que querían consejo.”
¿Por qué se solicita dinero constantemente?
Una razón para esto es que la Iglesia
Eléctrica debe su existencia a mucha tecnología muy costosa. La mayoría de las
personas que transmiten programas religiosos jamás podrían competir con la
programación regular de otras cadenas de televisión que transmiten para el
grueso de la población estadounidense. Francamente, cuando se transmite un
programa religioso la mayoría de las personas apagan el televisor. El problema
que afronta la Iglesia Eléctrica es: ¿Cómo pueden llegar a la dedicada minoría
de televidentes que desean ver programas religiosos?
¿La respuesta? “Revoluciones en la tecnología
del satélite, adelantos en el modo de emplear computadoras y el advenimiento
del servicio de ‘cablevisión’ y nuevos arreglos de transmisión están
convirtiendo a los Estados Unidos en una aldea global y están haciendo
económico el limitado transmitir a un grupo relativamente pequeño de
partidarios,” declara la revista Forbes. “¿Qué importa que no todo el
mundo quiera ver un programa religioso? . . . La televisión, al igual
que las revistas, ahora puede complacer a auditorios especializados.”
El resultado es un arreglo económico
diferente para la Iglesia Eléctrica. Los televidentes no apoyan estos programas
indirectamente por medio de comprar algún jabón en escamas que se haya
anunciado en el programa. Más bien, tienen que apoyar los programas directamente
con sus contribuciones. La tarea de solicitar fondos y asegurarse de que estas
contribuciones sigan llegando se ha convertido en una operación masiva por
computadoras para la mayoría de las estrellas de la Iglesia Eléctrica. El
ordenador es tan vital para la Iglesia Eléctrica como lo es la pantalla de
televisión.
La constante necesidad de obtener dinero
atrapa a los predicadores eléctricos en un ciclo de desarrollo rápido o
quiebra. Se comienzan grandes proyectos de construcción como “catedrales” o
universidades u hospitales y luego se hacen súplicas desesperadas a los fieles
para que contribuyan más dinero para “terminar la obra de Dios.” Como dijo un
banquero de la localidad acerca de una de las superestrellas de la Iglesia
Eléctrica: “Solamente hay un problema con un ministerio como el de Jerry. No
puede dejar de recoger dinero; si lo hace, todo se desploma.”
Este aspecto de la Iglesia Eléctrica pudiera
recordar a cristianos concienzudos las palabras de Jesús que se encuentran en
el Sermón del Monte. Jesús declaró enfáticamente: “Nadie puede servir como
esclavo a dos amos; porque u odiará al uno y amará al otro, o se apegará al uno
y despreciará al otro. No pueden ustedes servir como esclavos a Dios y a las
Riquezas.”—Mat. 6:24.
Puesto que los predicadores de la Iglesia
Eléctrica necesitan constantemente una vasta cantidad de contribuciones de sus
televidentes, ¿se tomarían ellos el riesgo de ofender a estos televidentes?
Difícilmente. No sorprende que la teología de la Iglesia Eléctrica sea
simplista y busque su propia satisfacción. Como lo dijo la revista Forbes:
“No pregunte qué pueda hacer usted por su religión; pregunte, más bien, qué
puede hacer su religión por usted.”
Hasta algunos simpatizantes de la Iglesia
Eléctrica admiten que es de poco contenido. Como declaró el teólogo evangélico
Carl F. Henry: “Mucha de la religión televisada gira demasiado en torno a
experiencias, es demasiado escasa en sentido doctrinal como para que suministre
una alternativa apropiada a la actual confusión religiosa y moral.” En otras
palabras, la religión de la televisión no puede realmente ayudar a resolver los
problemas de la vida.
Harvey Cox, profesor en divinidad de Harvard,
declaró que, en vez de eso, los predicadores de la Iglesia Eléctrica “están
simplemente perpetuando y profundizando los valores de una cultura consumidora
materialista. Están ayudando a la gente a aceptar valores muy superficiales,
mientras prometen salvación fácil dentro del marco más comercial que pudiera
haber.”
¿Cómo armoniza este mensaje con la
advertencia de Jesús de que el camino a la vida no es fácil, sino difícil...
“angosta es la puerta y estrecho el camino que conduce a la vida, y pocos son
los que la hallan”? (Mat. 7:14) ¿Dan a entender esas palabras que usted puede
obtener la vida eterna por medio de sencillamente sintonizar el Canal 21?
Considere esta otra advertencia de
Jesucristo: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome
su cruz [madero de tormento, Traducción del Nuevo Mundo] cada día, y
sígame.” (Luc. 9:23, Versión Moderna) ¿Se niega uno a sí mismo y toma su
“cruz” por plantarse diariamente ante un televisor? ¿Puede Jesucristo realmente
aprobar una religión que promete a las personas una salvación fácil —sin madero
de tormento, sin negarse a sí mismo— sencillamente a cambio de un cheque
mensual al “ministerio mundial televisivo” de alguien?
Más bien, parece como si la Iglesia Eléctrica
fuera un ejemplo del siglo veinte de lo que el apóstol Pablo advirtió a Timoteo
cuando le dijo: “Porque habrá un período de tiempo en que no soportarán la
enseñanza sana, sino que, de acuerdo con sus propios deseos, acumularán para sí
mismos maestros para que les regalen los oídos; y apartarán sus oídos de la
verdad, siendo que serán desviados a cuentos falsos.”—2 Tim. 4:3, 4.
¿Por qué están dispuestas ciertas personas a
dar millones de dólares para apoyar la Iglesia Eléctrica? Porque se les está
diciendo lo que desean oír. Tienen la seguridad de que Dios les va a contestar
sus oraciones. No tienen que repudiarse a sí mismas ni ‘llevar una cruz’ ni
hacer el trabajo que Cristo hizo, pero están “salvas” y Dios las ama... siempre
y cuando sigan enviando esos cheques.
Se multiplica la adoración de Satanás
Según el periódico Die Vaderland de
Johannesburgo, durante las últimas décadas la cantidad de miembros de la
iglesia de Satanás en África del Sur ha aumentado de 20.000 a más de 165.000,
un aumento de más de 700 por ciento. Citas de la “Biblia Satánica” que aparecen
en una solicitud para ingresar en la “Iglesia” pudieran explicar por qué
ciertas personas están interesadas en hacerse miembros. Por ejemplo, una cita
declara: “Satanás representa el satisfacerse más bien que el contenerse.” Y
otra dice: “Satanás representa todos los llamados pecados, ya que todos llevan
a la satisfacción física, mental o emocional.” Según el periódico, los
“servicios” de esta iglesia se caracterizan por sacrificios de animales, orgías
sexuales y el beber sangre.
“¡Si la gente lo supiera!”
Al terminar sus estudios de enseñanza
secundaria superior, David pensaba de forma diferente a muchos jóvenes que van
tras metas materialistas. En septiembre de 2003, un amigo y él se
mudaron de Illinois (EE.UU.) a la República Dominicana. Davey —como lo llamaban
familiares y amigos— se propuso aprender español y se unió a la obra de
educación bíblica de la Congregación Navas de los testigos de Jehová. Los
hermanos lo acogieron con gusto. “Davey hacía todo lo que se le pedía —señala
Juan, el único anciano de la congregación—. Siempre se estaba gastando por los
demás, y los hermanos lo querían.”
Davey amaba su asignación. “Estos son los
mejores momentos de mi vida —le escribió a un amigo de Estados Unidos—. ¡El
ministerio es tan refrescante! Como la gente quiere escuchar todo lo que vayas
a decirle, nos quedamos unos veinte minutos en cada puerta. Ya conseguí
establecer seis cursos bíblicos, pero seguimos necesitando ayuda. Somos treinta
publicadores del Reino en la congregación, pero el otro día tuvimos una asistencia
de 103.”
Lamentablemente, el 24 de abril de 2004,
un accidente segó su vida y la de otro muchacho de la misma congregación. Hasta
el momento de su muerte, Davey rebosaba de entusiasmo por la obra que efectuaba
e invitaba a otros jóvenes de su ciudad natal para que se le unieran. “Cambiará
tu forma de ver la vida”, le dijo a una joven Testigo.
Uno de los cambios que él mismo experimentó
fue la forma de ver las cosas materiales. “Una vez, estando de visita en casa
—cuenta su padre—, lo invitaron a una excursión para esquiar. Preguntó cuánto
costaría y, al saber el precio, dijo que no iba a gastar tanto dinero en
esquiar si con lo mismo podía vivir varios meses en la República Dominicana.”
Su celo influyó en los demás. Una joven de
Illinois señala: “Cuando supe todo lo que estaba haciendo y lo contento que
estaba, comprendí que yo también podía lograr cosas como aquellas.
Su muerte me ha hecho reflexionar en qué diría la gente de mí si yo
muriera y si el impacto en sus vidas sería tan positivo”.
Los padres y hermanos de Davey, que son
testigos de Jehová, tienen plena confianza en que Dios lo resucitará en el
venidero nuevo mundo de justicia (Juan 5:28, 29; Revelación [Apocalipsis]
21:1-4). Entre tanto, los consuela saber que utilizó su vida del mejor modo
posible: para servir al Creador (Eclesiastés 12:1). En cierta ocasión,
Davey comentó lo siguiente sobre su decisión de ir a donde había mayor
necesidad: “Me gustaría que todos los jóvenes hicieran algo parecido y que
sintieran la misma satisfacción que siento yo. No hay nada mejor que
servir a Jehová con todo lo que uno tiene. ¡Si la gente lo supiera!”.
‘Venta de almas’
Según el periódico sueco Stockholms
Tidningen, durante las últimas décadas cierta compañía de Suecia ha
examinado minuciosamente registros eclesiásticos, archivos estatales, actas de
procesos judiciales, y así por el estilo, para recopilar tantos nombres de
difuntos como fuera posible, unos 15 millones de ellos, algunos de los
cuales se remontan al siglo XVI. Se han microfilmado los documentos que
contienen tales nombres, y los microfilmes se han vendido a los mormones de los
Estados Unidos. Para ayudar a que se salven las generaciones de personas muertas,
y especialmente sus propios antepasados, los mormones se bautizan en nombre de
los difuntos. Se dice que la compañía sueca en cuestión, llamada Recolid,
obtuvo casi un millón de dólares en ganancias mediante su productiva ‘venta de
almas’.
Testimonio de la madre de Smith
Recientemente la Iglesia Mormona de Utah
anunció el descubrimiento de un documento histórico importante... una carta que
aparentemente fue escrita por Lucy Mack Smith, madre de Joseph Smith, hijo.
La carta, con fecha del 23 de enero de 1829,
fue escrita como un año antes de que Joseph Smith publicara el Libro del
Mormón. Lucy Mack Smith escribió a su cuñada: ‘Me complace informarte de
una gran obra que el Señor ha efectuado en nuestra familia, pues, mediante
sueños, ha dado a conocer sus caminos a Joseph, y Dios se ha complacido en
mostrarle dónde puede ir a cavar para conseguir un registro antiguo grabado en
tablas de oro puro, las cuales Joseph sabe traducir’.
De acuerdo con Dean Jessee, historiador de la
iglesia, la carta “muestra que desde el principio, cuando se iba levantando el
telón de la iglesia en 1829, la familia Smith habla y dice las mismas cosas que
relata después en sus historias”. Y eso “da testimonio en cuanto a la
credibilidad de la historia de Joseph Smith y su madre”, dijo Jessee.
Aunque esta carta tienda a desacreditar la
teoría de algunos críticos de que Smith haya escrito el primer libro como una
novela y haya alegado después que fue por inspiración, en realidad contribuye
muy poco en cuanto a confirmar que el libro sea genuinamente de origen divino.
Más importante, la declaración de la madre de Smith no es realmente convincente
en vista de la advertencia del apóstol Pablo en Gálatas 1:8: “Pero aunque
viniéramos nosotros o viniera del cielo algún ángel para anunciarles el
Evangelio de otra manera que lo hemos anunciado, ¡sea maldito!”. (La Nueva
Biblia [Latinoamérica].)
“Un error de redacción”
Según
una profecía del Libro de Mormón, los indios norteamericanos se harían “blancos
y encantadores” si se hacían miembros de la Iglesia Mormona. Los mormones creen
que la tez oscura de los indios fue una maldición que Dios pronunció en contra
de los antepasados de éstos, la cual sería quitada si se hacían mormones. Pero
en 1978 Spencer Kimball, el presidente de la iglesia, “anunció una revelación
procedente de Dios,” y la iglesia “desechó una doctrina racial que impedía que
los negros ocuparan el puesto de sacerdote,” dice un informe reciente del Times
de Nueva York. De modo que ahora, en una nueva edición del Libro de Mormón, en
lugar de “blancos y encantadores” el pasaje en cuestión lee “puros y
encantadores.” Un oficial de la iglesia dijo que “la palabra ‘blancos’ era un
error de redacción y que el Sr. [Joseph] Smith tenía la intención de usar la
palabra ‘puros’ en la profecía.”
No están comprendiendo
El Standard, una publicación católica
nacional publicada en Ghana, presentó un editorial acerca de la obra de la
Iglesia Católica, y señaló que ésta “ha hecho una enorme contribución al
desarrollo del país.” El editorial llama atención a las escuelas, hospitales y
clínicas edificados por la iglesia, así como a proyectos agrícolas y de
excavación de pozos. “Pero ha llegado el tiempo para empezar a mirar en otra
dirección,” dice. “El desarrollo de la gente debe tener mayor prioridad que el
desarrollo del país y las instituciones.” ¿Cómo?
“La mayoría del pueblo de Dios que pasa su
tiempo en oficinas, haciendas, escuelas y fábricas tiene hambre de alimento
espiritual más fuerte. Estas personas están dispuestas a vivir el Evangelio en
su plenitud, pero, ¿quién les mostrará el camino? . . .
No estamos suministrando a la gente el alimento espiritual que necesita.”
Si esta iglesia no ha hecho esto para el
hombre común después de siglos de existencia, ¿qué razón hay para creer que
ahora ha de empezar a suministrar el “alimento espiritual” que sus miembros
realmente necesitan? El apóstol Pedro mismo recibió el mandato de Jesús sobre
esto tres veces, para énfasis, cuando se le preguntó si amaba al Cristo.
“Apacienta mis corderos . . . mis ovejas” (no: ‘construye escuelas
y hospitales’), se le dijo a Pedro, para que probara su amor. Evidentemente
Pedro comprendió, pero la Iglesia Católica no.—Juan 21:15-17, Versión
Nácar-Colunga, católica.
Los Santos del Último Día en el mundo actual
“Si el mormonismo continúa creciendo en los
Estados Unidos al paso actual —calculó recientemente un estadístico mormón— y
si la población estadounidense continúa aumentando al paso actual, entonces
dentro de 150 años, cuando el mormonismo celebre su tricentenario, todos los
ciudadanos de la nación serán mormones.”
Aunque esta declaración no se hizo con la
intención de que se tomara muy en serio, no obstante, encierra las
características del movimiento mormón... el optimismo, la agresividad, la
prosperidad y el crecimiento.
Tendencias modernas
Cuando Joseph Smith, hijo, estableció
formalmente la Iglesia Mormona, el 6 de abril de 1830, en el interior del
estado de Nueva York, solo había seis miembros. Hoy día la Iglesia Mormona de
Utah (E.U.A.), conocida oficialmente como la Iglesia de Jesucristo de los
santos del último día, que es, por mucho, la más grande entre diversos grupos
de mormones, presume de tener 4.700.000 miembros en 75 países.
Muchas personas probablemente asocian el
mormonismo con hombres jóvenes de aspecto sano y de apariencia seria que van de
dos en dos a los hogares procurando convertir a las personas. De hecho, se dice
que los 30.000 misioneros mormones, mayormente varones entre las edades de 19 y
20 años que sirven su cuota de dos años en los Estados Unidos y otras partes
del mundo, bautizan a 200.000 nuevos conversos todos los años. Por eso, la
Iglesia Mormona de Utah afirma ser una de las religiones que más rápidamente
está creciendo hoy día.
Los atractivos
En un artículo sobre la obra misional de los
mormones, la revista Newsweek dice que para los nuevos conversos el
mormonismo promete una red de amistades atentas, una doctrina de la familia
eterna y un profeta vivo que les proporciona seguridad en la vida. Ciertamente
en la sociedad actual, que cambia rápidamente, la familia y las amistades, como
también la seguridad religiosa y la oportunidad de mejorarse, son muy
atrayentes y deseables. En este sentido, el mormonismo parece tener mucho que
ofrecer.
Cada congregación mormona, que equivale a una
parroquia o diócesis, auspicia con regularidad juegos de pelota, excursiones,
fiestas, bailes y otras actividades en las que participan grupos de personas de
diferentes edades. Se anima a las familias a dedicar el lunes por la noche
—Noches en el Hogar con la Familia— a estar juntos para estudiar, recrearse y
participar en otras actividades de familia. La iglesia también opera su propio
sistema de asistencia social para ayudar a compañeros mormones que estén
pasándola mal. Dichos programas, junto con una impresionante lista de
celebridades, como el ex gobernador George Romney, los cantantes de la familia
Osmond, el columnista Jack Anderson y otras personas que están en las filas de
ellos, no solo ofrecen algo sumamente atractivo a los conversos en perspectiva,
sino que también contribuyen a que los miembros que estén descontentos con la
iglesia lo piensen dos veces antes de abandonarla.
“No todo marcha bien
en Sión”
El impresionante aumento en la cantidad de
miembros, la prosperidad material, las familias amorosas, la pureza moral, una
buena posición social y la respetabilidad pudieran contribuir a un cuadro
atractivo e ideal del mormonismo. Pero los “obispos y otros funcionarios
eclesiásticos que dedican mucho tiempo a dar consejo están muy conscientes de que
‘no todo marcha bien en Sión’”, escribió Leonard Arrington, historiador de la
Iglesia Mormona.
Por ejemplo, en Utah, donde la Iglesia
Mormona afirma que sus miembros constituyen el 70 por 100 de la población, los
registros del gobierno indican que la proporción de divorcios es más alta que
la proporción nacional, y que de cada 10 madres adolescentes, 7 conciben su
primer hijo sin estar casadas. Todos los programas religiosos y sociales de la
iglesia han resultado en muy pocas, o ningunas, ventajas verdaderas para sus
miembros. Por el contrario, el tiempo, el esfuerzo y las finanzas que tales
programas exigen de los miembros solo añaden a la frustración, decepción y
depresión que ellos sienten. Como resultado de esto, la proporción de suicidios
en Utah, tanto entre los adultos como entre los adolescentes, es también más
alta que el promedio nacional, y la cantidad de tranquilizantes y estimulantes,
entre otras drogas, que los mormones consumen excede por mucho a la cantidad
que consume la población en general.
Otra causa de preocupación entre los líderes
de la iglesia es que en años recientes ha ido aumentando la cantidad de
miembros inactivos. De acuerdo con Arrington, “20 a 30 por 100 de los que
pertenecen a congregaciones estadounidenses que adoptan una posición intermedia
o tibia no asisten en absoluto” [a los servicios de la iglesia], y en las
congregaciones que están alejadas del centro, “las personas descontentas que no
asisten pudieran constituir hasta 50 por 100 de los miembros”. No
obstante, éstas están incluidas entre los millones de miembros que la iglesia
informa tener.
La teología que hay
tras la iglesia
Tal vez parezca extraño que los problemas más
apremiantes del mormonismo tengan que ver con los rasgos de la secta que
constituyen su mayor atractivo... la familia, los jóvenes, programas
eclesiásticos sólidos y así por el estilo. En realidad esta paradoja es el
resultado del concepto único y extraño del mormonismo en cuanto a la naturaleza
de Dios y del hombre.
‘Dios Mismo —explicó Joseph Smith— era en un
tiempo como nosotros somos ahora, y es un hombre ensalzado que se sienta
entronizado allá en los cielos.’ Para los mormones, Dios es un hombre
glorificado y perfecto. Tiene un cuerpo de carne y hueso, pero sin sangre, en
el que mora un espíritu eterno.
‘Todos los hombres y todas las mujeres son
[...] literalmente hijos e hijas de la Deidad’, escribió Joseph F. Smith,
sobrino de Joseph, hijo, y presidente de la iglesia desde 1901 hasta 1918. ‘El
hombre, como espíritu, fue engendrado y nació de padres celestiales, y, antes
de venir a la Tierra en un cuerpo temporal, fue criado en las mansiones eternas
del Padre hasta alcanzar la madurez.’
Por eso, de acuerdo con la teología mormona,
todos los seres humanos existieron como seres de espíritu en el cielo antes de
venir a la Tierra. Vienen a la Tierra para ser probados, y, si tienen éxito,
son ensalzados, de modo que ellos mismos finalmente llegan a ser dioses que
tienen sus propios mundos. Por eso los mormones creen que existe no solo un
dios, sino muchos dioses, cada uno de los cuales gobierna su propio mundo.
Brigham Young, segundo presidente de la iglesia, dijo en cierta ocasión:
“Cuántos dioses hay, no lo sé. Pero nunca ha habido un tiempo en que no haya
habido dioses ni mundos, ni en que los hombres no hayan estado pasando por los
mismos sufrimientos por los que nosotros estamos pasando”.
Estas creencias explican por qué se da tanta
importancia al matrimonio y a la familia. Se considera que es un deber que los
mormones fieles se casen y tengan cuantos hijos puedan mantener con el fin de
suministrar cuerpos físicos para que otros espíritus vengan a la Tierra. Es
preciso que el matrimonio de ellos y su familia sean sellados en el templo “por
tiempo y eternidad” para que puedan llegar a ser padres celestiales y produzcan
hijos de espíritu. Obviamente están ligados con este concepto los matrimonios
múltiples, o la poligamia, que en un tiempo practicaban abiertamente los
miembros de la iglesia.
También se hace patente por qué los mormones
se caracterizan por ser trabajadores arduos y personas que se esfuerzan por
alcanzar sus metas, sea que éstas se relacionen con la educación, la política o
los negocios. Todo es parte del procedimiento de progresar eternamente hacia el
reino celestial.
Base de la creencia
Está claro que, para apoyar dicha teología,
se necesita mucho más que la Biblia. Por eso el octavo de los Artículos de Fe
de los Mormones dice: “Creemos que la Biblia es la palabra de Dios siempre y
cuando se traduzca correctamente”. Por otro lado, Joseph Smith dijo que el Libro
del Mormón es el “libro más correcto de la Tierra, y la piedra angular de
nuestra religión, y que el hombre se acercaría más a Dios si se apegara a los
preceptos de éste, más bien que a los de cualquier otro libro”. Sin embargo, el
Libro del Mormón es en sí una traducción. Joseph Smith alegó que lo
tradujo de inscripciones “egipcias reformadas” que estaban en tablas de oro (que
desaparecieron hace muchísimo tiempo), las cuales recibió del ángel Moroni, al
usar el “Urim y Tummim”, un par de anteojos especiales. Es interesante que a
este “libro más correcto de la Tierra” se le han hecho más de 2.000 cambios
textuales desde que se publicó por primera vez en 1830, y contiene unas 27.000
palabras —la décima parte del libro— citadas palabra por palabra, o ligeramente
modificadas, de la Biblia del Rey Jaime, incluso algunos de los errores de
traducción de ésta.
Hay otros dos libros que también se
consideran como obras clásicas de la iglesia: Libro de la doctrina y de las
alianzas y Perla de gran precio. En estos libros, que contienen
otras “revelaciones” y traducciones, Smith desarrolló el complicado sistema de
la teología mormona, incluso doctrinas que no están en el Libro del Mormón,
tales como la multiplicidad de dioses, la poligamia, la maldición de la raza
negra, el bautismo de los muertos y una serie de otras doctrinas.
Los mormones también creen en la revelación
continua... los cielos no están cerrados para ellos. El presidente de la
iglesia, como profeta, vidente y revelador, recibe directamente de Dios
comunicaciones o respuestas a preguntas de actualidad. El 9 de junio de 1978 el
presidente Spencer W. Kimball proclamó la reciente “revelación” de que todos
los varones dignos que pertenecieran a la Iglesia fueran ordenados para el
sacerdocio, prescindiendo de la raza o el color de la piel. Eso puso fin a la
creciente tensión racial que había dentro de la iglesia debido a que los negros,
quienes hasta entonces habían sido excluidos del sacerdocio, nunca antes habían
tenido la oportunidad de alcanzar el reino celestial, según la enseñanza
mormona.
Religión que se
complace a sí misma
A los mormones les complace citar las
palabras de Lorenzo Snow, su quinto presidente, las cuales dicen que ‘tal como
el hombre es, Dios era, y tal como Dios es, el hombre puede llegar a ser’. Al
adoptar este punto de vista, ponen la exaltación y la glorificación personal
por encima de la santificación del nombre de Dios y del hacer la voluntad de
él, a diferencia del ejemplo que dejó Jesucristo (Mateo 6:9; Juan 5:30). A lo
más, lo que despliegan es una ilusión egoísta y de autocomplacencia.
Jesús enseñó a sus discípulos a orar a Dios
así: “Santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Efectúese tu voluntad, como en
el cielo, también sobre la tierra” (Mateo 6:9, 10). Hoy día, los testigos de
Jehová de todo el mundo dirigen la atención de la gente al Reino de Dios como
el único medio de restaurar la paz y la armonía. Anhelan el tiempo en que, bajo
la gobernación del Reino Mesiánico, se restaurará el Paraíso en la Tierra, y
“la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las
cosas anteriores han pasado”. (Revelación 21:4.)
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