jueves, 7 de mayo de 2015

“¡Si la gente lo supiera!”


Al terminar sus estudios de enseñanza secundaria superior, David pensaba de forma diferente a muchos jóvenes que van tras metas materialistas. En septiembre de 2003, un amigo y él se mudaron de Illinois (EE.UU.) a la República Dominicana. Davey —como lo llamaban familiares y amigos— se propuso aprender español y se unió a la obra de educación bíblica de la Congregación Navas de los testigos de Jehová. Los hermanos lo acogieron con gusto. “Davey hacía todo lo que se le pedía —señala Juan, el único anciano de la congregación—. Siempre se estaba gastando por los demás, y los hermanos lo querían.”
Davey amaba su asignación. “Estos son los mejores momentos de mi vida —le escribió a un amigo de Estados Unidos—. ¡El ministerio es tan refrescante! Como la gente quiere escuchar todo lo que vayas a decirle, nos quedamos unos veinte minutos en cada puerta. Ya conseguí establecer seis cursos bíblicos, pero seguimos necesitando ayuda. Somos treinta publicadores del Reino en la congregación, pero el otro día tuvimos una asistencia de 103.”
Lamentablemente, el 24 de abril de 2004, un accidente segó su vida y la de otro muchacho de la misma congregación. Hasta el momento de su muerte, Davey rebosaba de entusiasmo por la obra que efectuaba e invitaba a otros jóvenes de su ciudad natal para que se le unieran. “Cambiará tu forma de ver la vida”, le dijo a una joven Testigo.
Uno de los cambios que él mismo experimentó fue la forma de ver las cosas materiales. “Una vez, estando de visita en casa —cuenta su padre—, lo invitaron a una excursión para esquiar. Preguntó cuánto costaría y, al saber el precio, dijo que no iba a gastar tanto dinero en esquiar si con lo mismo podía vivir varios meses en la República Dominicana.”
Su celo influyó en los demás. Una joven de Illinois señala: “Cuando supe todo lo que estaba haciendo y lo contento que estaba, comprendí que yo también podía lograr cosas como aquellas. Su muerte me ha hecho reflexionar en qué diría la gente de mí si yo muriera y si el impacto en sus vidas sería tan positivo”.
Los padres y hermanos de Davey, que son testigos de Jehová, tienen plena confianza en que Dios lo resucitará en el venidero nuevo mundo de justicia (Juan 5:28, 29; Revelación [Apocalipsis] 21:1-4). Entre tanto, los consuela saber que utilizó su vida del mejor modo posible: para servir al Creador (Eclesiastés 12:1). En cierta ocasión, Davey comentó lo siguiente sobre su decisión de ir a donde había mayor necesidad: “Me gustaría que todos los jóvenes hicieran algo parecido y que sintieran la misma satisfacción que siento yo. No hay nada mejor que servir a Jehová con todo lo que uno tiene. ¡Si la gente lo supiera!”.


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