viernes, 17 de abril de 2015

La verdad bíblica muestra el camino a la seguridad


A unos 960 kilómetros al este de la Florida, entre las islas de Cuba y Puerto Rico, se halla la isla antillana de La Española. Las dos terceras partes del lado oriental de esta isla están ocupadas por la República Dominicana. Esta tierra recibe abundancia de agua, lo cual la hace buena para la agricultura. Sus productos incluyen la caña de azúcar, el café y el cacao, y también frutos como la papaya, el plátano, el mango y la piña.
Los dominicanos son amigables y disfrutan de envolverse en conversaciones animadas. Hacen ademanes con las manos, el rostro y hasta con todo el cuerpo. Muchos dominicanos son protestantes, pero la mayoría son católicos romanos, como lo fueron los colonizadores europeos que llegaron de España a la isla de La Española durante el siglo quince.
¿Cómo respondería a la verdad bíblica la gente cordial y humilde de este país antillano? Eso fue lo que los misioneros de la Escuela Bíblica de Galaad de la Watchtower comenzaron a descubrir el 1 de abril de 1945. Estos misioneros se alojaron en un hotel en el corazón de Santo Domingo y aquel mismo día salieron en busca de un médico que había mostrado interés en estudiar la Biblia y cuya dirección habían recibido en Nueva York. Encontraron al médico y comenzaron un estudio de la Biblia con él. Un vecino participó con el médico en estas consideraciones bíblicas. Como resultado de éstas, Juan Pedro Green y Moisés Rollins fueron los primeros dominicanos que llegaron a ser testigos de Jehová.
La obra de compartir la verdad bíblica con los dominicanos no se limitó a Santo Domingo, sino que pronto se esparció hacia el interior. Los misioneros dirigieron su predicación hacia el norte hasta Santiago, que es la segunda ciudad entre las de mayor importancia de la república. Luego se dirigieron más hacia el norte hasta Puerto Plata, en la costa. En estos lugares, muchas personas disfrutaron de escuchar verdades bíblicas que nunca habían oído en la iglesia.
Poco después del comienzo de la obra de testificar allí, los testigos de Jehová de la República Dominicana tuvieron el gusto de recibir la visita de N. H. Knorr y F. W. Franz, quienes eran entonces presidente y vicepresidente, respectivamente, de la Sociedad Watch Tower. Como resultado de aquella visita, más misioneros fueron enviados al país. Finalmente se establecieron hogares misionales en Santiago, Puerto Plata, San Francisco de Macorís, La Romana y San Pedro de Macorís.
Para fines del año 1946 había 28 Testigos en la república. Puesto que la mayoría de las personas no estaban familiarizadas ni siquiera con las enseñanzas fundamentales de la Biblia, el mensaje que proclamaba este grupito era algo extraño para ellas. La cantidad de Testigos aumentó lentamente al principio. De hecho, la obra de estos Testigos afrontó oposición seria poco después de haber comenzado. Pero ‘en tiempos de angustia, Jehová llegó a ser altura segura’ para ellos, como lo expresó el salmista David.—Sal. 9:9.
Los seguidores de Jesucristo toman una posición de neutralidad con relación a los asuntos y conflictos políticos humanos. Por esta razón, esperan enfrentarse a persecución en algunas partes. (Juan 15:18-20) La oposición a los testigos de Jehová en la República Dominicana comenzó en 1948. En aquel tiempo el país estaba bajo el gobierno del dictador Rafael Trujillo. Durante 1948, un prominente miembro del Partido Dominicano de Trujillo aceptó el mensaje bíblico que proclamaban los testigos de Jehová e hizo importantes cambios en su vida. Empezó a compartir intrépidamente el mensaje bíblico con otras personas del pueblo de San Cristóbal, donde vivía. A los funcionarios del gobierno allí les disgustó la manera excelente en que el pueblo estaba respondiendo a aquel mensaje. Un sacerdote católico y escritores de la localidad levantaron la voz en oposición a las actividades de los testigos de Jehová. En junio de 1950 se proscribió oficialmente la obra de los Testigos. La proscripción fue removida en 1956, y luego fue impuesta nuevamente un año después. No fue quitada de nuevo sino hasta 1960.
Sirviendo bajo proscripción
¿Logró la proscripción eliminar la proclamación de la verdad bíblica por los testigos de Jehová? Al contrario, la obra prosperó. Como ya se ha indicado, había 28 Testigos en la República Dominicana en 1946. Cuando se removió la proscripción en 1960, la cantidad había aumentado a 460.
Los años 1961 y 1962 fueron un período de reorganización. La Sociedad Watch Tower hizo arreglos para que representantes viajeros visitaran y fortalecieran las congregaciones. En 1961 se envió a 17 evangelizadores de tiempo completo a zonas de la república que no habían sido visitadas anteriormente. Estos esfuerzos resultaron muy fructíferos, y para 1963 más de 1.000 dominicanos estaban mostrando aprecio activo a las palabras del salmista: “Tú, sí, tú solo, oh Jehová, me haces morar en seguridad.”—Sal. 4:8.
Adelanto en las zonas rurales
Para el año 1973 la actividad docente bíblica se estaba efectuando en todas las ciudades y pueblos del país. En diciembre de ese año la Sociedad hizo arreglos para dar atención a las necesidades espirituales de las personas que vivían en zonas rurales aisladas. Las congregaciones recibieron cartas en las cuales se invitaba a los Testigos a pasar dos meses predicando en aquellas áreas rurales. Para este servicio especial se ofrecieron como voluntarios 19 “precursores” (predicadores de tiempo completo). Durante el período entre diciembre de 1973 y enero de 1977 se organizaron seis grupos, los cuales fueron enviados a lugares donde anteriormente había habido poca o ninguna actividad por parte de los testigos de Jehová. ¿Cómo llevaron a cabo su obra estos voluntarios? Uno de ellos relata lo siguiente:
  “Primeramente, nos mudamos a un lugar céntrico en la zona donde nos proponíamos predicar. Alquilamos una antigua ‘cocina’ (una choza pequeña con techo de paja que se construye fuera de las casas.) Allí nos mudamos con una camita, una cocina portátil, una olla de presión y otros artículos similares. Nos levantábamos temprano todos los días, desayunábamos bien y llevábamos con nosotros una buena cantidad de literatura que explicaba las enseñanzas fundamentales de la Biblia. Al comenzar el día, estábamos cargados de literatura. Pero esto no duraba mucho. A la gente le deleitaba escuchar la Palabra de Dios. A medida que continuábamos predicando, las cajas en las cuales llevábamos las publicaciones se iban haciendo más livianas.
  “Después de pasar un día presentando el mensaje bíblico y dejando literatura en manos de la gente, pasábamos otro día volviendo a visitar a los que mostraban interés. Puesto que los campesinos no tenían mucho dinero, trocábamos las publicaciones bíblicas por gallinas, huevos y frutas. Gracias a Jehová, nunca pasamos hambre.”
La respuesta de los residentes de estas áreas distantes fue asombrosa. Para muchos de ellos era la primera vez en la vida que oían una lectura de la Biblia. En algunos casos, los líderes religiosos habían dicho a estas personas que Jehová era el Diablo. ¡Qué sorprendidas quedaban estas personas cuando leían textos de la Biblia como éstos: “Tú, cuyo nombre es Jehová, tú solo eres el Altísimo sobre toda la tierra.” “Jah Jehová es mi fuerza y mi poder, y él llegó a ser la salvación para mí”! (Sal. 83:18; Isa. 12:2) En algunos lugares el interés de la gente era tan grande que los Testigos organizaban reuniones públicas. A una de estas reuniones asistieron 68 personas. Tenían tanto deseo de aprender de la Palabra de Dios que ofrecieron alquilar una casa para “establecer una iglesia.” Realmente querían seguridad espiritual. “Algunos lloraron al vernos partir,” relata uno de los precursores. Se están haciendo preparativos para campañas de predicación en estos lugares
En cierta ocasión Jesús dijo a los que le escuchaban: “Vengan a mí, todos los que se afanan y están cargados, y yo los refrescaré.” (Mat. 11:28) En la República Dominicana muchas personas están encontrando ese refrigerio, junto con seguridad espiritual, a medida que los testigos de Jehová continúan predicando las “buenas nuevas” en este país.—Mat. 24:14.


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