miércoles, 25 de marzo de 2015

Experiencias en República Dominicana


Una hermana que es ortodoncista asistió a un seminario de un día sobre implantes dentales. A los más de doscientos cincuenta dentistas presentes se les ofreció la oportunidad de llenar una solicitud para asistir a un curso avanzado y muy costoso en Europa. Sin embargo, solo se invitaría a ocho de ellos. Al concluir el seminario, le dijeron a la hermana que, además de ser una de las seleccionadas para recibir el curso, se le iba a otorgar una beca completa. Sorprendida, nuestra hermana respondió: “Gracias por la invitación, pero ni llené la solicitud ni puedo aceptar su generosa oferta. Soy testigo de Jehová, y para mí no hay nada más importante que el bienestar espiritual de mi familia. Si yo asistiera a un curso tan intenso, querría sacarle el máximo provecho; pero cada semana tengo cinco reuniones bíblicas que requieren toda mi atención. Además, ¿de qué me serviría una capacitación avanzada y una titulación superior, si al regresar me encontrara con que mis dos hijos adolescentes han empezado a consumir drogas o han hecho cosas malas porque los dejé solos?”.


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