miércoles, 11 de marzo de 2015

¿HAS CONMEMORADO LA CENA DEL SEÑOR ALGUNA VEZ?




Jesús mandó a sus discípulos que conmemoraran Su muerte en vista de la importancia que esta tendría. (Lucas 22:19; 1 Corintios 11:23-26.)

El apóstol Pablo dijo que los que toman el pan y el vino “siguen proclamando la muerte del Señor, hasta que él llegue”. (1 Corintios 11:26.) Por eso, la ceremonia se centra en la muerte de Jesús y el significado de esta para la humanidad. Es una ocasión seria, un tiempo de reflexión sobre la bondad de Dios y el agradecimiento que debemos mostrar a Jehová y a su Hijo. (Romanos 5:8; Tito 2:14; 1 Juan 4:9, 10.) Por eso, Pablo advirtió: “Por consiguiente, cualquiera que coma el pan o beba la copa del Señor indignamente, será culpable respecto al cuerpo y la sangre del Señor”. (1 Corintios 11:27.)

Nota: Algunos alemanes orientales que asistieron en la década del ochenta a la Eucaristía (Comunión) durante la Pascua se quedaron sorprendidos. Junto al pan y el vino tradicionales que se proveen en esta ocasión, algunas de las iglesias luteranas y unidas también ofrecían una bebida alternativa: zumo de uva. ¿Por qué? “Para complacer a los alcohólicos y a otros que no desean beber alcohol”, comentó el Servicio de Prensa Ecuménico con sede en Ginebra.

La New Catholic Encyclopedia admite que “la misa actual es muy diferente de la ceremonia sencilla que celebraron Cristo y sus apóstoles”. Además, al celebrar la misa con frecuencia, incluso diariamente, la cristiandad se ha desviado de lo que Jesús quería que se hiciera y la ha convertido en un acontecimiento ordinario.

Nota: A finales de los noventa un empresario estadounidense llamado Jim Johnson produjo pan y vino eucarísticos en envases desechables para su uso en las iglesias, informó la revista Christianity Today. Las copitas plásticas de color púrpura, de tamaño y forma parecidos a los vasitos dosificadores de jarabe, contenían un sorbo de jugo de uva o vino. También incluían una hostia entre las dos tapas que sellaban el envase. Según Johnson, las ventajas del producto era la reducción del tiempo de preparación y limpieza, la economía y la higiene. Más de cuatro mil iglesias usaron el nuevo producto, aunque hubo varias quejas respecto a la comercialización del sacramento de la comunión. Johnson respondió: “Jesús suministró el primer servicio de comida rápida cuando alimentó a las multitudes”.

Misa
Definición: Según lo expresa la Sagrada Congregación de los Ritos de la Iglesia Católica Romana, la misa es “—Un sacrificio en que se perpetúa el Sacrificio de la Cruz; —Una conmemoración de la muerte y resurrección del Señor, quien dijo: ‘hagan esto en memoria de mí’ (Lucas 22:19); —Un banquete sagrado en el cual, por la comunión del Cuerpo y la Sangre del Señor, el Pueblo de Dios participa de los beneficios del Sacrificio Pascual, renueva la Nueva Alianza que Dios ha hecho con el hombre de una vez para siempre mediante la Sangre de Cristo, y en fe y esperanza prefigura y prevé el banquete escatológico en el reino del Padre, proclamando la muerte del Señor ‘hasta su venida’” (Eucharisticum Mysterium, 25 de mayo de 1967). Es la manera como la Iglesia Católica efectúa lo que, a su entender, Jesús hizo en la Última Cena.

¿Quería Jesús que esta conmemoración se observara quizás cada día o cada semana?
Catecismo explicado con gráficos y ejemplos dice: “Manda la Iglesia oír Misa entera todos los domingos y fiestas de guardar” (Daniel Llorente, 1947, pág. 265). “De hecho, se anima a los fieles a participar en la Misa y a recibir la Comunión frecuentemente, hasta todos los días”. (The Teaching of Christ—A Catholic Catechism for Adults [La enseñanza de Cristo... un catecismo católico para adultos], edición abreviada, Huntington, Ind.; 1979, pág. 281.)
¿Indican todas las referencias bíblicas a “la fracción del pan” que se estuviera conmemorando la muerte de Cristo? (Hech. 2:42, 46; 20:7 BJ.) Aun antes de la Última Cena Jesús ‘partió pan’ mientras compartía alimento en una comida (Mar. 6:41; 8:6). El pan que los judíos usaban entonces no era la clase de pan que muchas personas acostumbran preparar o comer hoy día. Cuando lo comían, a menudo lo quebraban o le arrancaban un pedazo.
Jesús no dijo específicamente con cuánta frecuencia había de celebrarse la Conmemoración de su muerte. Sin embargo, la instituyó en la fecha de la Pascua judía, que entre sus discípulos fue reemplazada por la Conmemoración de la muerte de Cristo. La Pascua era un acontecimiento anual, que se celebraba el 14 de Nisán. De igual manera, la fiesta judía de las tortas no fermentadas o los panes ázimos, la fiesta de las Semanas (el Pentecostés), la fiesta de las cabañas o de la recolección, y el día de expiación se celebraban una vez al año.
Debido a que la misa es un rito fundamental de la Iglesia Católica, se esperaría que las Escrituras la apoyaran; pero no es así. The Catholic Encyclopedia (edición de 1913) da la siguiente razón: “La fuente principal de nuestra doctrina [...] es la tradición, que desde antaño afirma el valor impetratorio del Sacrificio de la Misa”. Sí, la misa católica tiene sus cimientos en la tradición, no en la Biblia.
Sin importar la sinceridad con que se conserve, toda tradición que esté en conflicto con la Biblia es inaceptable a Dios. Jesús recriminó a los líderes religiosos de su tiempo diciendo: “Así habéis anulado la Palabra de Dios por vuestra tradición” (Mateo 15:6). Puesto que Jesús valoró la Palabra de Dios, examinemos la enseñanza de la misa a la luz de las Santas Escrituras.
¿Cuántas veces fue sacrificado Cristo?
La Iglesia Católica enseña que Jesús es sacrificado cada vez que se celebra la misa, aunque sostiene que en realidad no muere y que el sacrificio es incruento. ¿Concuerda la Biblia con esta creencia? Observe lo que dice Hebreos 10:12, 14: “[Jesús,] habiendo ofrecido por los pecados un solo sacrificio, se sentó a la diestra de Dios para siempre. En efecto, mediante una sola oblación ha llevado a la perfección para siempre a los santificados”.
Sin embargo, un católico sincero podría objetar: “¿No tendría que ofrecerse Jesús en repetidas ocasiones dado que todos pecamos muchas veces?”. La respuesta que ofrece la Biblia la podemos encontrar en Hebreos 9:25, 26, donde dice que Cristo no tuvo que “ofrecerse a sí mismo repetidas veces [...]. Sino que se ha manifestado ahora una sola vez, en la plenitud de los tiempos, para la destrucción del pecado mediante su sacrificio”. Nótese que Cristo no tuvo que “ofrecerse a sí mismo repetidas veces ¿Qué diferencia supone el que a Jesús se le sacrificara una sola vez o que se le sacrifique repetidas veces? Es cuestión de apreciar el valor del sacrificio de Jesús. Este es el don más sobresaliente que jamás se haya dado, un don tan precioso, tan perfecto, que nunca tendrá que repetirse.
Es indudable que el sacrificio de Jesús merece que se le conmemore; no obstante, hay diferencia entre celebrar un acontecimiento y repetirlo. Por ejemplo, una pareja que celebra su aniversario de boda evoca el día de su enlace matrimonial sin tener que repetir la ceremonia. Todos los años, los testigos de Jehová conmemoran la muerte de Jesús haciéndolo tal y como él mandó, “en recuerdo”, no en sacrificio, de él (Lucas 22:19). Además, a lo largo del año estos cristianos se esfuerzan por cultivar una afectuosa relación con Jehová Dios por medio de Jesucristo, poniendo en armonía su vida, sus acciones y sus creencias con las Santas Escrituras.
Los que abrigan la esperanza terrestre conmemoran la Cena del Señor con dignidad asistiendo a ella y prestando atención con respeto, aunque no toman el pan ni el vino. Ellos también se benefician del sacrificio de Cristo, pues les permite tener una posición favorable ante Dios. (Revelación 7:14, 15.) Mientras escuchan el discurso, aumenta su aprecio por las cosas sagradas y su deseo de permanecer en unidad con el pueblo de Dios en toda la Tierra.
Este año la Conmemoración se observará en miles de congregaciones de los testigos de Jehová por toda la Tierra el viernes 3 de abril después de la puesta del Sol. ¿Estará usted presente?





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